En verano, el tomate fresco consigue su mejor sabor y propiedades nutritivas, y si su hijo se encuentra en la edad indicada merece la pena introducirlo en la dieta poco a poco. La patata, la zanahoria y el calabacín generalmente tienen posición de privilegio como alimentos sólidos en las comidas de los niños, mientras que para el tomate los expertos aconsejan esperar al menos al noveno mes, y introducirlo en la dieta poco a poco.
Se puede comenzar a ponerlo a hervir en un caldo de sopa, retirandolo antes de servir y pasado un momento añadir una cucharada en la comida del bebé - cocinado, sin pepitas, sin la piel, hasta poco a poco llegar a ofrecer al bebé salsas acompañando pequeña pasta y alimentos para bebés con tomate, sobores que generalmente son apreciados por los pequeños gourmets. En un artículo sobre el cese de la lactancia (o destete) publicado por la revista "UPPA - un pediatra por amigo" recomienda "a los 9 meses de edad, la introducción de tomates frescos, si son de temporada cocinados sin condimentos o frito sazonado con aceite de oliva virgen extra"
En caso de reacción alérgica en la piel de la cara del pequeño, enrojecimiento o ampollas con prevalencia en el area de la barbilla. Es necesario suspender la administración de tomate, esperar unos días y volver a intentarlo, siempre en pequeñas dosis, para comprobar si la reacción alérgica continúa todavía o si la hortaliza es bien recibida por el niño.