La tomatina es una fiesta típica que se celebra el último miércoles de agosto en la ciudad de Buñol (provincia de Valencia). La particularidad de esta fiesta es que cerca de 40.000 participantes se lanzan 125 toneladas de tomate, organizando una verdadera batalla. El tomate, se lanza desde 5 camiones que van desfilando por las calles de la ciudad, y se utilizan como armas entre los miles de participantes a la fiesta. En pocas horas Buñol no conoce otro color, excepto el rojo. La tomatina nació por accidente en 1945 cuando un grupo de jóvenes, el último miércoles de agosto, estaban en la plaza de la ciudad para presenciar el desfile de la tradicional fiesta de “Gigantes y Cabezudos”. Los chicos decidieron hacerse un hueco dentro de la comitiva de un desfile de músicos. El ímpetu de los jóvenes hizo que cayera un participante que, preso de la ira, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso. Por casualidad, allí había un puesto de verduras del cuál los jóvenes cogieron los tomates de las cajas y comenzaron a tirarlos a los enemigos, respondiendo éstos del mismo modo, terminando en una pelea donde se lanzaban tomates los unos a los otros hasta que la policía puso fin a "la batalla”. El año siguiente, al llegar el último miércoles de agosto, los jóvenes se presentaron a la fiesta voluntariamente armados con tomates y una vez más la policía puso fin a la batalla. En el año 1957, como señal de protesta dado que la "tomatina" no se podía realizar, algunos jóvenes planearon celebrar el “funeral del tomate". En 1980, el ayuntamiento tomó la responsabilidad de organizar la fiesta. Finalmente, en el año 2002 la tomatina fue declarada fiesta de interés turístico internacional debido a la gran cantidad de gente que participa en ella, tanto de España como del extranjero.La organización del evento ha elaborado unas normas para mantener la fiesta: no llevar botellas u objetos peligrosos, no romper o lanzar camisetas, los tomates antes de lanzarlos deben ser aplastados con el fin de no herir a nadie, al segundo pitidos se debe dejar de lanzar tomates. A estas reglas, se unen también las indicaciones del sentido común, llevar ropa y calzado apropiado (llevar zapatos cerrados, no sandalias…), lo colocarse en lugares altos para evitar convertirse en el blanco de 40 mil personas…