Síntomas
Todas las manifestaciones típicas de la no tolerancia al tomate se pueden manifestar tanto en el caso de consumir el alimento cocinado como crudo: los datos epidemiológicos, sin embargo, demuestran que la mayor parte de los pacientes presentan un empeoramiento después de comer tomates cocinados. A diferencia de muchas otras intolerancias, los síntomas más comunes no afectan exclusivamente al tracto gastrointestinal. Además de la hinchazón y dolor de estómago y los síntomas generales de indigestión, a menudo se producen también: reflujo gástrico, a veces advertido simplemente como ardor de estómago, urticaria más o menos localizada, hinchazón o picor alrededor de la boca y erupciones cutáneas.
Diagnóstico
Al igual que en otras intolerancias, ningún síntoma es específico y ligado directamente al consumo de un alimento. A menudo el paciente sospecha que el malestar está ligado a un alimento, pero no puede saberlo con certeza. En primer lugar, es conveniente ponerse en contacto con el médico para descartar alguna enfermedad intestinal o cutánea, más grave. En seguida, la historia clínica guiará al médico para el diagnóstico de una intolerancia. Unos días con exclusión en la dieta del alimento sospechoso de intolerancia, pueden confirmar la sospecha y, a veces, no requiere una investigación adicional. Este régimen alimentario, más bien restrictivo en el caso del tomate, será seguido por una dieta de rotación: ingesta libre de la hortaliza por un día y después al menos 3 días completos de eliminación. Esta dieta seguida por aproximadamente 4-6 semanas es útil para confirmar el diagnóstico y además facilitar la reintroducción de un alimento.
Como en todas las alergias relacionadas con los alimentos, incluso en la intolerancia al tomate, los síntomas se manifiestan al superar el umbral individual de tolerancia. Un paciente intolerante, por ejemplo, puede comer una pieza al día y no tener ningún efecto adverso.
Todos los síntomas típicos se presentan también en los pacientes sensibles al níquel. Este metal, presente prácticamente en todas partes, está también bastante concentrado en algunos alimentos: el tomate es uno de ellos. En el transcurso del diagnóstico para definir la intolerancia, este puede ser un factor de confusión. En cualquier caso, se trata de una condición que requerirá la eliminación del alimento de la dieta.
El caso de que el níquel no esté aislado, también la intolerancia a la histamina presenta los mismos efectos que la del tomate y requiere, por tanto, siempre la eliminación del alimento de la dieta. La prevalencia de intolerancia a la histamina, en la población en general, es del 1%, por lo que está claro que se debe considerar – y también posiblemente excluir - antes de un diagnóstico definitivo de intolerancia al tomate.
Fuente: http://www.greenstyle.it/